En un estricto silencio, la fiscal Silvana Quaglia se encuentra dando los primeros pasos de una investigación que promete ser larga y compleja, tras la muerte de Marcelo Adrián Druetta (42) producto de una fuerte explosión que se produjo este jueves a las 6.30 en una fábrica de fulminantes de la localidad de Miramar de Ansenuza, al nordeste de la provincia de Córdoba.
Tras la detonación, un servicio de emergencias confirmó el fallecimiento del operario y la existencia de al menos una persona herida. La víctima fatal realizaba sus tareas habituales como operario de hornos para fulminantes, según indicaron fuentes de su entorno.
Versiones surgidas desde el interior de la fábrica aseguraron que tanto Druetta como el trabajador herido se encontraban manipulando dichos artefactos industriales. Sin embargo, la información no pudo ser verificada por fuentes de la investigación.
Tampoco se pudo confirmar si los hornos habían recibido su correspondiente chequeo o si encontraban habilitados para funcionar. No trascendió la última fecha de mantenimiento de estos implementos.
A raíz del hecho, la fiscalía ordenó un relevamiento del lugar, que según información de fuentes policiales se denomina Fulminantes José Imaz y se encuentra ubicado en calle General Paz al 791.
En el sitio donde se produjo la explosión trabajaron peritos de la División de Policía Científica, la Brigada de Explosivos y una división especializada de Física Mecánica, entre otros especialistas, según mencionaron los pesquisas.
“Nos constituimos en el lugar del hecho, donde se está llevando a cabo un relevamiento del lugar y se realizó el levantamiento del cuerpo. Los técnicos deberán realizar un informe pormenorizado sobre la situación”, explicaron desde fiscalía.
Los cuerpos investigativos trabajan bajo las órdenes de Quaglia para recolectar toda la prueba que se produjo tras el siniestro. Confían en que esta tarea larga y repleta de complejidades pueda ofrecer indicios sobre lo que ocurrió a primera hora del día.
En ese mismo sentido, subrayan que aún no se conoce el origen cierto de la explosión ni tampoco los detalles por los que se pudo haber producido el fatídico incidente. Los peritajes serán claves para saber qué ocurrió exactamente cuando Druetta se encontraba, casi en soledad, realizando tareas, hasta donde se sabe, de rutina.
Por ahora, la investigación no condujo hacia ninguna imputación. Aún no se pudo establecer si se trató de una imprudencia o si hubo algún factor externo que motivó la detonación.
Tampoco se sabe, hasta el momento, cuáles eran las medidas de protección que amparaban al operario fallecido. Consultados sobre la propiedad de la fábrica, atribuida por distintas fuentes al intendente de la localidad, Adrián Walker, desde fiscalía se negaron a dar detalles al respecto.
Este medio hizo numerosos esfuerzos por contactar al funcionario aludido sin lograr su propósito.
El lugar fue inaugurado a fines de la década del 50 en un edificio que está ubicado al ingreso de la localidad, a media cuadra de una estación de servicio. A diario, allí se desempeñan unos 20 empleados, según fuentes del lugar.
Funciona como un secadero de pólvora y pertenece al polvorín Imaz, de esta ciudad. Se trata de una firma que ofrece al mercado explosivos que sirven para el lanzamiento de proyectiles a través de escopetas y pistolas. De acuerdo a la información oficial provista por Imaz en sus portales de internet, la firma es conducida por Walker.
Además del lamentable fallecimiento de Druetta, fuentes cercanas a la investigación confirmaron que hay otra persona herida, aunque su estado no sería grave.
Asimismo, se pudo saber que la onda expansiva provocó daños en algunos inmuebles ubicados en los alrededores de la planta.
A través de las redes sociales, algunos vecinos se manifestaron pidiendo que la fábrica sea trasladada a otro sitio, lejos de la zona urbana.
La fábrica se encuentra en una zona dominada por espacios despejados, aunque a pocos metros del lugar hay una estación de servicio y numerosos sitios de alojamiento dedicados al turismo.
“No se trata de un reclamo reciente. Es un pedido que la comunidad manifestó en reiteradas oportunidades: cómo vamos a tener una fábrica de dispositivos explosivos diminutos a metros de nuestras viviendas o de los lugares donde se hospedan los turistas”, plantearon fuentes del lugar que pidieron estricta reserva de su identidad.
En cuanto a este pedido, un grupo de vecinos aseguró que han sido formalmente planteados ante las autoridades, aunque no pudieron precisar un número de trámite específico.
“Marcelo era un buen vecino, muy trabajador y estaba orgulloso de nuestra localidad. Le podría haber pasado a cualquiera de los 20 trabajadores. Hoy estamos todos de luto”, dijeron sobre la víctima.
(Fuente: La Voz)