Discurso Juan Angel, Juan Angel Gonzalez Insaurralde y Carolina Arbe.
En la tarde del pasado miércoles 11 de diciembre se llevó a cabo en los jardines del Museo Fernández Blanco el evento de cierre del año de Assekuransa, con participación de la prensa especializada.
En el encuentro asistimos a las palabras de Carolina Arbe, flamante directora de marketing global y de Juan Ángel González Insaurralde, presidente de la aseguradora.
DISCURSO JUAN ÁNGEL GONZÁLEZ INSAURRALDE
"Muy buenas tardes.
Gracias por tomarse el tiempo de venir a cerrar el año con nosotros y a brindar por los sueños y esperanzas de cada uno para el año próximo.
Pensamos mucho si hacíamos o no un encuentro y qué características debía tener. La conclusión a la que llegamos fue que queríamos hacer esto y que queríamos, además, hacerlo con ustedes.
Queríamos, además, innovar en cuanto al lugar y es por eso que salimos de nuestras oficinas, donde nos habíamos reunido otras veces. Para esta ocasión, elegimos estos lindísimos jardines del Museo Fernández Blanco, en los que vamos pasar un rato agradable y relajados.
Como ya saben, cada vez que nos juntamos, me gusta aprovechar la oportunidad para hacer alguna reflexión. Una reflexión que sirva para disparar, hoy y en los días que vendrán, conversaciones interesantes. De esas que a uno le llenan el alma...
De tanto en tanto en tanto anoto ideas y pensamientos. Cuando algún tema me interesa, cuando me deja pensando o cuando me llama la atención.
Revisando esas ideas, surgió la cuestión del cambio brutal al que hemos asistido, casi sin darnos cuenta, en los últimos 25 años.
Un simple ejercicio, en el que Google me ayudó mucho, noté asombrado que, hace relativamente poco tiempo, en el año 2000, muchas cosas que hoy forman parte de nuestra vida cotidiana todavía no existían.
Cosas que tenemos absolutamente naturalizadas y que las sentimos como si siempre hubiesen estado ahí. Ejemplos:
No existía Google, que, como dije recién, tanto me ayudó a hacer esta lista.
El wifi, el Bluetooth, el GPS y toda esa parafernalia de sistemas que nos permiten estar siempre conectados a lo que sea y sin ningún vínculo físico, eran ciencia ficción.
Los teléfonos celulares no eran “inteligentes” y servían solamente para hablar por teléfono.
No habíamos siquiera oído hablar de Facebook, de Twitter, de Instagram o de TikTok, es decir, no había redes sociales.
¡Conversábamos con nuestros amigos en los bares! ¡Hacerse de amigos nuevos no era cosa de un click en una pantalla, sino un proceso largo y complejo!
Apple no había siquiera lanzado su iPod y, por supuesto, Spotify, cuya aparición desplazódel mercado a ese iPod, tampoco existía.
A nadie se le había ocurrido algo como Tinder...Todos y todas acá sabemos que formar una pareja era un arte y, todos y todas, también, hemos sufrido por lo que había que remar para tener algún éxito en ese campo.
Ni hablar de cosas que hoy hasta podemos manejar desde nuestro reloj. Como Whatsapp, Netflix, Uber o Zoom.
Y por supuesto nadie se había hecho rico con un bitcoin, esa cosa medio rara, que yo personalmente no termino de entender, pero que nació en el año 2009 y valía, escuchen bien, 0,005 centavos de dólar, mientras que hoy vale más de 100.000 de los verdes.
Todo eso nos pasó desde el año 2000 hasta ahora.
Yo estoy convencido de que esta explosión de la tecnología tiene una relevancia equivalente a descubrimientos, inventos o desarrollos como el fuego, la rueda, el arado, la máquina a vapor, la electricidad, o la penicilina y los antibióticos.
Creo que, en apenas 25 años, esta brutal evolución,producto de la tecnología, ha hecho que el mundo sea un lugar mucho mejor que lo que era antes.
Ahora y dicho todo esto, cuando miro la foto de este mundo, que, insisto, creo que es mucho mejor que antes, ese panorama luminoso muestra sombras por todos lados.
De nuevo, doy ejemplos:
Rusia y Ucrania en guerra.
La brutal guerra de Gaza.
El polvorín en el que se convirtió África con infinidad de conflictos armados a gran escala en países como Burkina Faso, Somalia, Sudán, Yemen, Myanmar, Nigeria y Siria.
Una economía global que, si bien empieza a recuperarse de la brutal recesión que la golpeó en la pandemia, aún muestra casi 800 millones de personas en situación de hambre.
La inflación,que, aunque también empieza a mostrar signos de reducción, todavía es alta y pega fuerte en los bolsillos de los que menos tienen.
Un mundo en el que un número creciente de personas dice creer cada vez menos en la democracia como un sistema capaz de mejorarles la vida.
Liderazgos extremos y a veces hasta destemplados, tanto en un sentido como en otro.
Un planeta que pide, a través de ese desgarrador grito simbólico que son los desastres climáticos, que lo cuidemos más.
En fin, luces y sombras.
Y en este contexto, de brutal evolución,pero también de enormes deudas pendientes, es que quiero poner énfasis en algo que me parece que es esencial.
Creo que necesitamos empatía.
Empatía que a veces uno siente que tiene la fuerza que tienen otras expresiones.
Es una palabra simple.
Pero es, sin duda, una palabra relevante por todo lo que implica.
Mi empatía, esa empatía en la que yo creo, es una actitud frente a la vida, que nos permite conectarnos y colaborar con otras personas.
Mi palabra empatía es una palabra poderosa.
Su ADN está conformado por el diálogo, por la capacidad de escuchar, de comprender, de ponerse en el lugar del otro, de ser solidario, de transmitir paz.
Empatía tiene forma y fondo, esas dos cosas que siempre es importante que vayan juntas, porque cuando a una le falta la otra, es como que la cosa está incompleta.
Empatía, insisto, es una palabra, pero también es una idea poderosa.
El mundo, mis queridos amigos, debe seguir evolucionando como lo ha hecho en estos últimos 25 años.
Podemos ser todavía mejores.
Pero ya no necesita más problemas como los que hemos visto que existen.
Ya tiene demasiados.
Tenemos que plantearnos empezar a trabajar para evitar que sean cada vez más.
Tenemos el deber moral de trabajar, también, parareducirlos lo más rápido y eficazmente posible.
Para lograr eso, el camino se inicia desde ese lugar que yo llamo empatía.
Los invitamos sobre el final de noviembre a cerrar el año porque sabemos que en diciembre las agendas personales y laborales explotan.
Porque queríamos tener juntos algo de tiempo de calidad para poder hablar de estas cosas.
Mis palabras apuntan, en esta época de balances y compromisos, a invitarlos a reflexionar.
Reflexionar sobre qué puede hacer cada uno por este mundo que, repito, es mucho mejor que hace 25 años, pero que puede ser todavía mejor.
Y que, sobre todo, no debe dejar a nadie afuera.
El tema está planteado.
Animémonos a convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos.
Que pasen unas lindas fiestas con sus familias.
Que tengan un 2025 pleno de paz y de felicidad.
Que nos volvamos a encontrar.
Muchas gracias.
DISCURSO CAROLINA ARBE
Gracias, Juanqui.
Muy buenas tardes.
Ojalá pudiera transmitirles realmente, lo feliz que estoy por decir estas palabras como nueva Directora de Marketing Global de Assekuransa.
Tengo una larga relación con la compañía, a la que conocí como mi cliente cuando trabajaba en Banco Santander.
Era una empresa de esas de las que uno se olvida.
Una empresa orgullosamente argentina, pero con una visión absolutamente global de su negocio.
Una empresa, en donde lo que uno veía era que su gente estaba motivada y contenta trabajando allí.
Una empresa prolija, que es algo que, a lo que los que trabajamos del lado de los bancos, nos importa mucho.
Por eso, cuandoya instalada en España, trabajando en un área totalmente nueva y diferente como la de ciberseguridad, Juan Ángel González Insaurralde me ofreció sumarme a su equipo, no lo dudé.
Y acá estoy.
Para aportar mi granito de arena en un área que es central para la compañía, como la de marketing y relaciones con los clientes.
Y digo que es central para la compañía, no sólo porque su fundador y presidente me lo dijo muchísimas veces en muy poco tiempo, sino porque además a Assekuransa le importan tres cosas.
La primera, debo decir, es su gente.
Tiene pasión por las personas que cada día dejan los mejor de sí para que las cosas pasen.
Es infinita la cantidad de anécdotas de las que me he enterado en estas pocas semanas, que muestran de manera acabada la forma en que, en Assekuransa, se cuida a las personas.
Esta, obviamente, no es mi área, sino que es el área de recursos humanos.
Pero no puedo dejar de mencionarla, porque ya tengo claro que se trata de la primera prioridad de la compañía.
Siempre.
Las otras dos cosas que a Assekuransa le importan mucho, sí están en mi área.
La primera son sus clientes.
La Dirección Comercial es la que se relaciona con ellos, pero yo tengo, en ese tema, también una tarea enorme.
Es ayudar a que nuestros comerciales se vinculen con sus clientes, todavía mejor de lo que ya se vinculan hoy.
Soy una herramienta para que el área comercial tenga clientes cada vez más satisfechos.
Para que,cuando cualquiera de ellos, hable de nosotros con alguien, diga maravillas.
La segunda cosa que a Assekuransa le importa, es su marca.
Assekuransa es una marca que se cuida.
Que todo cuidan.
Que todos cuidamos.
Costó mucho tiempo y mucho esfuerzo hacer de ella, posiblemente, la marca más respetada en nuestro segmento de negocios.
Hoy es casi mítica.
A los que trabajamos acá, se nos hincha el pecho de orgullo cuando nos preguntan qué hacemos y podemos decir, fuerte y claro, “trabajo en Assekuransa”.
Involuntariamente, se nos dibuja una sonrisa en la cara.
Y la reacción del que hizo la pregunta, está siempre alineada con nuestro orgullo.
Nos mira con admiración.
Con respeto.
En su cabeza, Assekuransa es prestigio.
Es calidad.
Es la gran empresa de seguros para el comercio internacional.
Este es mi primer discurso en esta nueva posición.
Estoy recién llegada.
Haciendo palotes.
Hace apenas horas que conocí la oficina de Buenos Aires, ya que mi base es la oficina de Madrid.
Todavía sigo conociendo gente.
Asociando nombres con caras.
Pero les aseguro que cada mañana me levanto feliz, contenta, con ganas de hacer muchas cosas que tengan impacto.
Cuento para eso con un equipazo.
Son Caro, ¡otra Caro más¡, y Ana, que están acá y a quienes ustedes conocen.
Tienen años en la compañía.
Mucha experiencia.
Eso es invalorable en esta etapa y agradezco poder contar con ellas.
Yendo específicamente al trabajo, ya estoy cien por ciento enfocada en un primer gran proyecto.
Es una inversión en tecnología para desarrollar una plataforma que integre todas las herramientas de marketing, ventas y atención al cliente, a nivel global.
Incorporando además inteligencia artificial.
Es un lindísimo proyecto.
De esos que generan cambios.
Más tarde les vamos a dar un poco más de información sobre esto.
Para cerrar, quiero decirles que me alegra conocerlos.
Agradezco la enorme cantidad de comentarios amables que recibí recién, ahora, de muchos de ustedes al conocerlos.
Aspiro a desarrollar individualmente cada una de estas relaciones.
Sueño con estar en esta posición mucho tiempo.
Con cumplir en Assekuransa un rol relevante.
Con que Assekuransa esté, alguna vez, tan orgullosa de tener en sus filas a Carolina Arbe, como yo lo estoy de ser parte de Assekuransa.
Muchas gracias.